miércoles, 24 de marzo de 2010

En tu nombre

Estamos en las calles pero somos invisibles para todos, nos ocultan los mismos que ocultaban la violencia usurpadora militar que te ultimó. Ese 1% que somos los sanluiseños y que somos nada en las estadísticas pero somos muchos cuando pronunciamos tu nombre.
Un nombre que hacía temblar despachos y cuarteles y presidencias tímidas cuando tu madre y hermana llevaron tu causa hace casi 30 años a los juzgados, los mismos juzgados que hoy demoran las causas en Mendoza, repletos de actuantes en la dictadura que ocupan cargos en la Justicia mendocina actual como en cada provincia.
Esos, Graciela, que nunca imaginaron que caerían por la más débil de sus víctimas. Tu nombre que los hizo acuartelarse cuando era inminente la detención del asesino Plá por tu causa y que significaba las detenciones de todos los demás.
Tu nombre que apuraba a funcionarios alfonsinistas a pedir una demora de tu causa, que los asesinos no querían ser juzgados por tu crimen y que se iban a levantar.
Ni obediencia debida, ni perdón ni indulto, ni la sal de la fosa criminal que se convirtió en santuario para los lugareños de las Salinas del Bebedero. Nada pudo contra el grito de tus huesos recibidos con el cortejo popular más grande que recuerde el pueblo de La Toma. 
La paciencia de los que buscan Justicia es eterna y obtuvo su victoria cuando alguien  tomó el legado de la sangre derramada y ordenó descolgar cuadros y anular apócrifos perdones. 
Almas firmes de pueblo minero tuvieron la constancia de la roca. 
Quién podrá decir si los hacedores del horror habrían quedado impunes de no haberte elegido a vos en su reparto de muerte, mujer de familia de mujeres únicas, se llevaron a una y no contaron con el temperamento de las que dejaron en la casa.
Es tu nombre el nombre de la Justicia en San Luis, el nombre que llevó detrás todas las demás causas, estandarte que infundió el coraje en los otros, el nombre que hace recordar las cartas marcadoras de los actuales mandantes, el nombre que no deja descansar a ningún sucio. Que cada vez que se pronuncia alguno huye, alguno se suicida, porque tras tu nombre llega el castigo y la sentencia de que nunca será olvidado lo que hicieron. 
Hoy somos invisibles como te creyeron los mierdas de siempre, pero tenemos tu nombre que nos convierte al compromiso, a la perseverancia, a la lucha.
En tu nombre, Graciela, chiquitita, inmensa, eterna, es que decimos Memoria, Verdad, Justicia, Nunca Más.



No olvidamos, no perdonamos, no nos reconciliamos.


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2 comentarios:

Carlos Tofla dijo...

Colo, no recordaba el caso. Gracias. Hermosas y dignas palabras para empezar el 24.
Un abrazo enorme.
Ct.

patricio dijo...

que decir........

un beso.